Un huerto urbano

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A todos nos gusta comer cosas frescas y saludables, sanas y alejadas de lo industrial, los pesticidas y los tóxicos. Cada vez es más difícil encontrar productos de la huerta que sean verdaderamente de la huerta. Comprar tomates en un super, supone comer una fruta sin sabor y con textura dudosa en muchos casos. A veces, encuentras productos de calidad pero a precios muy elevados. Por suerte, la huerta ya no es cosa del campo. En la urbe, es posible montar tu propio huerto y disfrutar de la frescura de tus propias hortalizas y verduras conservando todas sus propiedades.

El huerto urbano, llegó a las ciudades hace años y ya no es solo una tendencia o moda, se trata para muchos de una filosofía. Empresas como Whole Green son especialistas en proporcionar al hortelano urbanita todo lo necesario para que obtenga sus productos de la huerta en su propia casa. Son muchas las viviendas, negocios de restauración e incluso oficinas que disponen de parcelas para cultivar sus propios vegetales. En la ciudad, es posible encontrar terrenos destinados a este fin, en los que los vecinos se ocupan de su huerto o personas que lo montan en su propia casa.

Aunque en los últimos tiempos se ha ido popularizando, esta moda viene de lejos. Su historia se remonta a las necesidades surgidas a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que las ciudades estadounidenses empezaron a producir en las zonas urbanas muchos de los alimentos que consumían los habitantes.

Esta afición ha ido en aumento en los países desarrollados gracias a los movimientos ecologistas. En las ciudades, lo habitual es obtener los alimentos de los estantes del supermercado, por lo que los cultivos están sobrevalorados y no se tiene clara conciencia de su procedencia. Los urbanitas y las nuevas generaciones olvidan que la tierra es la que nos proporciona los alimentos y por ello hay que cuidarla. Detrás de los cultivos, existe un trabajo duro poco valorado, principalmente por la industria. Pero no vamos a entrar en el debate de la industria alimentaria y desperdicio de los alimentos debido a la oferta y la demanda, en este post, vamos a hablar del huerto urbano y sus posibilidades.

¿Qué es un huerto urbano?

Sencillamente es un huerto que, en lugar de encontrarse en una zona rural, se ubica en la urbe. Se trata de un espacio abierto o cubierto en el que es posible cultivar flores, plantas aromáticas, hortalizas, hierbas medicinales o frutales a pequeña escalar. Con la finalidad del consumo propio.

Las ventajas y beneficios que ofrece tener un huerto urbano son muchas y variadas. Una de ellas, quizá la más importante, es que fomenta unos hábitos nutricionales más saludables. Como es natural, a nadie le amarga un dulce y a todo el mundo le apetece comerse un tomate o pepino que el mismo ha cultivado. Montar un huerto urbano y cuidarlo es una excelente manera de educar tanto a grandes como a pequeños en la alimentación saludable, aspecto que mejorará notablemente la salud propia y de los tuyos. A parte de la gran satisfacción que conlleva el consumo de los propios cultivos que no se reduce únicamente a la dieta. Entorno al huerto urbano, se crea una cultura de esfuerzo que proporciona una perspectiva diferente respecto al consumo que hacemos de los alimentos y el desperdicio alimentario que conlleva.

Una vez que el huerto se pone en marcha y empieza a dar sus frutos, constituye una fuente de ahorro económico. El coste de producir nuestras propias hortalizas y verduras es considerablemente menor que el precio de mercado, ya que el trabajo corre de nuestra cuenta y, en este caso no supone un esfuerzo sino una actividad ociosa.

Otro de los objetivos de tener un huerto urbano, consiste en no olvidar y saber transmitir a las nuevas generaciones esos conocimientos que poseían nuestros ancestros. De hecho cultura y cultivar, son palabras muy parecidas y no es una casualidad.

Observando nuestro propio huerto, comprobaremos la fragilidad de la naturaleza dentro de nuestro espacio de tierra, haciéndonos capaces de comprender, valorar y respetar el medioambiente a mayor escala. Crear huertos domésticos contribuye a aumentar el número de zonas verdes, generas espacios vivos y frescos en medio del asfalto que tanto nos oprime.

Aunque no es una tarea difícil de ejecutar, antes de lanzarse a montar un huerto urbano, es necesario tener en mente una serie de factores. Si tienes interés en crear tu propio oasis vegetal en la ciudad, no dejes de leer. A continuación daremos algunos detalles sobre lo que se puede plantar en cada estación, como debe hacerse o los tipos de huerto urbano que podemos encontrar o crear.

Una época para cada hortaliza

Es fácil caer en la trampa de pensar que cualquier momento es bueno para plantar melones o tomates. Nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que en las estanterías del supermercado o las diferentes fruterías que tenemos cerca, es posible encontrar prácticamente todo tipo de productos durante todo el año, la naturaleza, en su sabiduría, ofrece en cada momento lo necesario para llevar una buena alimentación. Lo de los pepinos todo el año, va contra natura, así como encontrar melones en diciembre. Cada estación permite un cultivo y basta con observar los productos de temporada: frutas de invierno o de verano como los kakis o los melocotones, no están disponibles todo el año y cuando es así, su calidad y su sabor no son los mismos.

Por tanto, debemos tener en cuenta la estación del año en la que nos encontramos a la hora de montar el huerto. En nuestro país, las épocas más adecuadas para cada cultivo son las siguientes:

  • Durante la primavera, en los meses que comprende, desde marzo a junio, lo más adecuado para sembrar son las zanahorias, los tomates, albahaca, berenjena y, prácticamente cualquier hortaliza. Es la época más adecuada para el cultivo de todas las hortalizas.
  • Llegado el verano, el huerto puede seguir dando frutos, durante junio, julio, agosto y septiembre, puede aprovecharse para sembrar calabacines, calabazas y pimientos que darán sus frutos en otoño.
  • Para el resto del año, las verduras ganan terreno a las hortalizas. Las inclemencias del tiempo requiere de cultivos más resistentes, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, son ideales para sembrar acelgas, rabanitos, cebollas, coliflor o espinacas.
  • El invierno también permite sembrar alimentos para llenar nuestra despensa. Diciembre, enero, febrero y marzo, van a proporcionarnos guisantes, remolacha, canónigos, rúcula o habas.

Como se puede comprobar, no hay estación del año en la que la tierra no proporcione alimentos ricos y saludables. Sin olvidar que la lechuga y otras variedades, pueden sembrarse durante todo el año.

Dentro de los diferentes tipos de huerto que podemos montar, existen los siguientes. Desde el huerto domestico hasta el escolar, pasando por el comunitario o los municipales.

El huerto doméstico es, lógicamente, el que creamos en casa. Tenemos claro que queremos un huerto y lo queremos en nuestro pequeño hogar, por lo que para cultivar en espacios reducidos, es fundamental ser muy organizados, lo que nos permitirá aprovechar al máximo el espacio. Es posible adaptar cualquier espacio siempre que se cuente con una buena planificación y se disponga de un lugar soleado. Se puede cultivar en vertical, en la ventana, el tejado o la terraza…

Los huertos escolares, están cada vez más implementados dentro del sistema educativo. Dentro de las instituciones escolares, se monta un huerto en los que los escolares interactúan con las plantas y el entorno. Esta actividad proporciona a los estudiantes valores y conocimientos sobre los cultivos, el arado, la siembra y la recolección, al tiempo que les proporciona una mayor conciencia ambiental.

Para los adultos que no pueden montar su huerto en casa, existen los huertos comunitarios que se han ido abriendo paso en los solares urbanos, donde los vecinos se juntan para crear huertos ecológicos y producir sus propias hortalizas y verduras.

Por último, no solo los ciudadanos están a favor de los huertos urbanos, en muchas ciudades, se desarrollan proyectos que implican la creación de huertos para los ciudadanos que quieran tener su parcela y montar su huerto. Se trata de espacios asequibles y organizados que se pueden adquirir y constituyen una oferta de ocio para todos.

Dentro de una línea terapéutica, residencias de ancianos o centros de reinserción social, montan huertos terapéuticos en los que se pretende mejorar la salud física o psíquica de todas aquellas personas que lo requieran y estén dispuestos a trabajar en el huerto, con todos los beneficios terapéuticos que conlleva.

Tener un huerto es fácil. Aunque necesita de tiempo y dedicación, las dimensiones de un huerto urbano no conllevan un trabajo excesivo, basta con unos cuidados apropiados y en pocas semanas, verás sus frutos. Nada puede compararse a la emoción que produce ver los primeros brotes de esas semillas, las preciosas plantas que salen antes de producir sus frutos y la satisfacción personal de saberse el artífice de ese milagro de la naturaleza.

Montar un huerto urbano es bueno para la salud, para el bolsillo y para el medioambiente, además de poder considerarlo como un hobby y permitir la desconexión del estrés que genera la ciudad.

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